A través del tiempo la piel ha sido considerada uno de los materiales más generosos y nobles que existe. Se estima que el calzado de cuero genuino es un producto que genera toda una experiencia de uso gracias a las importantes propiedades que posee.

La piel de origen animal es decir 100% genuina es un producto natural. La industria del cuero la transforma en un material estable para la fabricación de artículos de confección, calzado, tapicería, entre otros.

Las pieles genuinas permiten que el aire pase a través de ellas, absorben la transpiración natural del pie y evitan que se produzcan microorganismos que causan mal olor, no produce alergias ni genera ambientes aptos para el crecimiento de hongos. Adicionalmente regula la temperatura, es decir, abriga en invierno y mantiene la frescura en verano.

Se dice que es más probable que un par de zapatos de cuero pasen primero de moda antes de que realmente necesitemos reemplazarlos. El cuero tiene un excelente envejecimiento e incluso puede durar hasta 5 veces más que otro tipo de material, no se deforman, no se pelan o arrugan en zonas donde no hay fricción.

El cuero es un material con cuerpo y resistencia, si la piel del zapato está tratada o encerada incluso puede llegar a repeler el agua y otros líquidos; es poco propenso a roturas y desgarros frente a cualquier otro material.

Posee propiedades elásticas que hacen que fácilmente se adapte a la forma del pie, inclusive que esta forma se mantenga; con el tiempo y su uso se hace más suave y moldeable, convirtiéndose en un guante para el pie.

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